En la Universidad como en tantos otros lugares, hasta ahora, con suerte te daban las gracias.
Para un ariano que no tuvo padre, un reconocimiento así, después de 50 años en los que vió pasar tanta gente, tantas historias, y dió tanto por su Facultad, es muy pero muy importante.
Mi viejo se lo merece.
(Entre otras cosas, porque por ejemplo nunca se homenajeó a los que durante la dictadura se quedaron en el paisito.)